Las familias disfuncionales
Las familias nucleares como grupo, funcionan de manera más eficaz, al tener menor cantidad de miembros, hay más oportunidad de expresión social y psicológica. Por lo general, los adultos a cargo de las familias disfuncionales, cuentan con una deficiente educación, asumen modelos comunicacionales autoritarios, rígidos y tradicionales, que apelan a la represión, el miedo, la prohibición, los sermones, los silencios. Otro rasgo que caracteriza la disfuncionalidad, es la falta de cohesión, donde los miembros de la familia, no se brindan ayuda frente a los problemas
RASGOS TÍPI COS DE LAS FAMILIAS DISFUNCIONALES: Las familias disfuncionales, niegan que exista un problema en su seno, y responden de manera agresiva a todo intento de ayuda. La mentira es empleada como forma de ocultamiento de la realidad, para mantener una fachada aparentemente normal. La desesperanza y la frustración, contribuyen a desarrollar una incapacidad para afrontar los problemas. Se dan manifestaciones de violencia física y emocional. No se comparten actividades colectivas positivas, tan sólo las crisis. El relacionamiento afectivo se da en base al autoritarismo y el miedo, con ausencia del cariño y la tolerancia.
Como señala Alberto Mottesi en su libro "América 500 años después", el machismo, un rasgo tan típico de la cultura latinoamericana, se puede explicar como una consecuencia de los abusos sexuales cometidos por los conquistadores. Los "hogares" mestizos que se formaron en aquel entonces, no merecen ser llamados "hogares", pues no había unión de matrimonio, sino la mujer indígena era considerada propiedad del varón blanco. Según el mismo patrón de pensamiento racista, los hijos mestizos se consideraban inferiores a su padre, pero superiores a su madre, a la cual trataban como a una esclava. Al pasar los siglos, la mezcla de las razas avanzaba y las diferencias raciales disminuían, pero los patrones enfermizos de la relación entre los sexos persistían.

El machismo se expresa también en la irresponsabilidad del padre frente a las necesidades de su esposa e hijos. Mottesi escribe:
"La raíz del problema es un trágico engaño: el hombre se cree incapaz de controlar su propia naturaleza. Este fatalismo le roba su hombría e imposibilita su madurez de carácter, convirtiéndolo en esclavo de sus pasiones, incapaz de ser dueño de sí mismo. ... La incontinencia sexual de los hombres produce un patrón latinoamericano de paternidad irresponsable, de hijos ilegítimos y familias abandonadas. Esto trae gravísimas consecuencias morales, legales y psicológicas. Las uniones ilícitas producen hijos ilegítimos que son prácticamente huérfanos. La miseria física, emocional y espiritual es la consecuencia de la irresponsabilidad paterna."
(Alberto Mottesi, "América 500 años después")
Podemos entender, de esta manera, que el machismo ha impedido desarrollar un concepto sano de lo que es la familia. ¿De dónde pueden saber las familias peruanas qué es una familia sana, si el prototipo de la familia peruana es un padre conquistador y una madre conquistada?
La consecuencia más obvia, y más devastadora, del patrón descrito, es la violencia familiar. En 1999, en Lima Metropolitana, se hizo la siguiente pregunta en una encuesta: "¿Conoce Ud. de una mujer vecina, familiar o amiga, que haya sufrido maltrato en los últimos 12 meses?" - 82% de las personas entrevistadas respondieron que sí.
En otra investigación, en el año 2000, 39% de las mujeres dijeron haber padecido algún tipo de violencia física durante los últimos 12 meses; 19% de manera frecuente. Además, 67% dijeron haber sufrido violencia psicológica.
En 1993 hubo en Perú 142'970 madres adolescentes (entre 12 y 19 años). En la mayoría de estos casos, los hijos de estas adolescentes son producto de una violación. Estas madres con sus hijos poblarían juntos una ciudad del tamaño de Cusco o de Piura. ¿Es posible imaginarse la tragedia de estas vidas?
Los miembros más vulnerables de cada sociedad son los niños. Ellos son los que con más frecuencia son víctimas de abuso. Esto empieza desde el hogar. ¡Cuántos padres (y madres) no conocen otro método educativo que los golpes! Aun en las escuelas, todavía son demasiado frecuentes los casos de niños maltratados por sus profesores.
Otros niños no reciben golpes, pero tampoco reciben atención de parte de sus padres. Son dejados solos, pueden hacer todo lo que quieren (hasta emborracharse y drogarse), y no reciben corrección. Aunque tienen a sus padres, viven en abandono.
Ambas clases de niños, los niños maltratados y los niños abandonados, tienen algo en común: No reciben amor de parte de sus padres. Tienen un gran vació dentro de ellos y tratan de llenarlo de alguna manera: con alcohol, drogas, robar, juntarse con una pandilla, actividad sexual prematura, etc. - y esto destruirá su vida por completo.
Entraremos ahora en algunos asuntos más sutiles, pero que igualmente dañan la personalidad de los niños.
Los miembros de una familia disfuncional, por lo general sufren de una autoestima baja. Entonces tratan de levantarla, a expensas de los demás.
Una manera de lograr esto es avergonzar a los demás. Cuando "paso vergüenza" a otra persona, entonces yo mismo me siento un poco superior. ¿Qué niño no escucha muchas veces al día: "Eres un tonto, un burro, un mentiroso, un malcriado, un inútil, un imbécil, ..."?
Pero ¿cuál es la consecuencia de este comportamiento? Si avergüenzo a los demás, en realidad no me estoy levantando a mí mismo; solamente estoy rebajando a los demás. Y seguramente en algún momento ellos me van a devolver mal por mal y me van a rebajar a mí. Al final de cuentas, todos se están rebajando unos a otros y se hunden en un abismo de vergüenza.

Desde un punto de vista espiritual, las palabras que avergüenzan son maldiciones. Cuando digo estas palabras malas a otra persona, la estoy "mal-diciendo". Pero Dios quiere que estemos bendiciendo ("bien-diciendo"), no maldiciendo. ¿Cuántos (o cuán pocos) niños escuchan de sus padres palabras como estas: "Yo te amo." - "Me alegro de que eres mi hijo/a." - "Eres muy precioso/a para mí."?
Esto no significa que no debemos corregir a los niños. Pero la corrección debe apuntar al comportamiento del niño, no a su valor como persona. Decir "Malcriado" a un niño, no es una corrección sino una maldición. Y el niño muy probablemente seguirá comportándose como un malcriado, para confirmar lo que dicen de él.
Una corrección se puede expresar de esta manera: "Estás haciendo demasiada bulla. Si no vas a estar más tranquilo, tendré que mandarte a tu cuarto." - "No has secado los platos; tú sabes que esto es tu tarea." - "Los juguetes no se tiran al suelo; no quiero que vuelvas a hacer esto." - Todas estas declaraciones hacen referencia al comportamiento del niño; y entonces el niño puede responder cambiando su comportamiento. Su valor como persona no está puesto en duda.
Una fuente particular de vergüenza para los niños es cuando se les dice: "Dios te castigará". Dios mismo ha encargado a los padres con la educación y disciplina de sus hijos; entonces ¿por qué tienen que echar la responsabilidad otra vez sobre Dios? Esto es lo que la Biblia llama "usar el nombre de Dios en vano", y por tanto es una forma de abuso espiritual.
Los mecanismos de vergüenza están tan arraigados, que la gente hace un sinnúmero de cosas ridículas para "no pasar vergüenza". Evitan a todo costo toser o estornudar en público. Prefieren aparentar no haber escuchado una pregunta, que correr el riesgo de dar una respuesta equivocada o una que podría ser mal interpretada. Cuando su hijo se porta mal en presencia de otras personas, no lo corrigen ante ellos porque "sería una vergüenza"; quizás tratan de disimular la situación dando un caramelo al niño. (Por supuesto el niño sabe esto y se aprovecha de la situación.) Al tener que hablar con una persona "importante", no dicen lo que quieren decir, sino lo que piensan que la "persona importante" quiere escuchar. ¿Será exagerado decir que el temor a la vergüenza es el motivo más poderoso detrás de las acciones de los peruanos?
No son solamente las palabras pronunciadas a voz alta que avergüenzan. Existen otras formas más sutiles. A continuación mencionaré algunas características adicionales de "sistemas que avergüenzan". Partes de esta sección son resumidas de los libros de Jeff Van Vonderen, "Tired of trying to measure up" (Cansado de intentar cumplir las exigencias), y "El poder sutil del abuso espiritual".
Los sistemas que avergüenzan (por ejemplo una familia disfuncional), envían los siguientes "mensajes" a sus miembros:
- que no son amados ni aceptados
- que ni siquiera son dignos de ser amados ni aceptados
- que solamente son amados y aceptados cuando se portan bien
- que no son capaces de portarse bien; que no son valiosos ni dignos
- que están muy solos, que en realidad no pertenecen a ningún lugar, a nadie o a ningún grupo.
Estos "mensajes" se transmiten a través de patrones de comportamiento como los siguientes:
Los sistemas que avergüenzan no permiten hablar de los problemas.
Los sistemas que avergüenzan no permiten que uno muestre sus verdaderas emociones.
Los sistemas que avergüenzan ponen énfasis en el rendimiento; hay que "ganarse" el amor y la aceptación.
Los sistemas que avergüenzan usan una comunicación cifrada.
Puesto que está "mal visto" que uno diga directamente lo que piensa o desea, la gente empieza a usar claves secretas para cifrar lo que quiere decir. Por ejemplo, los padres dicen: "¿Podrías hacerme un favor ...?", cuando en realidad quieren decir: "¡Te ordeno que lo hagas!" (y esperan que los niños lo interpreten de esta manera).
El estilo de educación en algunas familias parece una mezcla paradójica: Irresponsabilidad y negligencia por un lado, sobreprotección y posesividad por el otro lado. Para mencionar algunos ejemplos:
A los niños pequeños se les permite cometer cualquier ofensa y hablar cualquier grosería, "porque todavía no entienden".Pero cuando llegan a la adolescencia y a la edad adulta, los padres les impiden buscar su propio camino. Les imponen la elección de su carrera y de su trabajo; si son cristianos les obligan a la fuerza a participar en las actividades de la iglesia (y crean de esta manera un rechazo al cristianismo); y aplican métodos de corrección como el famoso "chicote", que hubiera sido apropiado para niños pequeños pero de ninguna manera para hijos adolescentes y adultos. De esta manera, los hijos permanecen "niños" durante toda su vida y nunca maduran.
Muchos jóvenes arrastran este tipo de problemas en su propio matrimonio: Aun después de casarse, no dejan de ser "el niño (o la niña) de mamá". No se respeta la Palabra de Dios que dice: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer..." (Génesis 2:24). En estos hogares nunca se sabe quien manda en realidad: ¿los esposos, o sus padres y suegros? Cuando vienen los niños, no está claro quién está realmente a cargo de su educación: ¿sus padres o sus abuelos? Estas relaciones enredadas dan lugar a un sinnúmero de problemas y conflictos.
Demasiado elevado es el número de niños que desde temprana edad son dejados al cuidado de empleadas de casa, tíos, abuelos u otros familiares, o en instituciones estatales (casa cuna, jardín). De esta manera, sus propios padres se convierten en extraños para sus hijos, y los niños crecen en un ambiente donde el concepto de "familia" prácticamente no existe.
Pero aun después de abandonar de esta manera su responsabilidad paternal, muchos padres no dejan de considerar a sus hijos como su "propiedad". Siguen esperando que sus hijos les hagan caso, les sirvan (hasta que ganen plata por ellos), y pueden aparecer en cualquier momento sin aviso previo en la casa de los familiares donde dejaron a sus hijos, para llevarlos de sorpresa a otro lugar.
Creo que no es exagerado llamar los fenómenos descritos con el nombre de "abuso": Las personas en autoridad (los padres) no ejercen su responsabilidad, pero esperan que sus sujetos satisfagan los deseos de ellos.
Quiero entrar en este tema con más detalle, porque existe demasiada información falsa y conceptos equivocados sobre este asunto. La tendencia actual consiste en entregar a los niños cada vez más temprano al cuidado del Estado. Cuando nuestro primer hijo tenía dos años, ya nos preguntaban algunos amigos: "¿A qué jardín lo están mandando?"
En realidad, la mejor estimulación temprana consiste en la interacción entre el niño y sus padres. Cuando el niño preescolar es separado de sus padres y del ambiente familiar conocido, sufre traumas que afectan todo su posterior desarrollo emocional e intelectual. Ya en el año 1975, el doctor Raymond Moore ha coleccionado los resultados de más de cien investigaciones científicas hechas en diferentes países del mundo, acerca de los efectos de la escolarización temprana. Todos estos estudios confirmaron unánimemente que los niños que entran en la escuela más tarde (a partir de los ocho años), se desarrollan mejor. Los niños que habían sido educados en el hogar por un tiempo prolongado, por lo general mostraban mejores habilidades intelectuales, un mayor equilibrio emocional, y más cualidades de liderazgo.
La única excepción eran los niños que venían de hogares muy problemáticos. Pero aun en este caso no debemos equivocarnos: Así como el abuso y maltrato sucede en las familias, ¡sucede también en instituciones estatales!
A menudo la escolarización temprana se justifica con la situación económica: "las madres tienen que trabajar". Pero nadie pregunta cuánto le cuesta al Estado la implementación de tantos jardines y "wawa wasis" (casa-cunas) para preescolares, y más adelante la recuperación de tantas familias disfuncionales y niños dañados en su desarrollo. En realidad, la educación en casa es más económica para la sociedad. El doctor Moore menciona varios proyectos piloto donde se demostró que los educadores profesionales podían aconsejar a los padres acerca de la educación de sus hijos, en vez de juntarlos en un jardín de niños. No solo los niños se desarrollaron mejor, sino también el costo era menos.
Estos datos están disponibles por lo menos desde el año 1975, cuando apareció la versión original (inglesa) del libro del doctor Moore. Pero los ministerios de educación en los diversos países ignoran estos datos, y siguen moviéndose en la dirección opuesta. ¿Es esto solo ignorancia, o es tal vez un plan concebido para dar al gobierno el control total sobre las mentes de la próxima generación?
Por otro lado, los niños pueden aprender un montón de cosas de sus padres, de una manera informal y natural. Aprenden a vestirse, a barrer, a lavar su ropa, a cocinar, a arreglar cosas en la casa, etc, mientras hacen estas cosas juntos con sus padres. El niño tiene una curiosidad natural que lo incita a explorar su medio ambiente, experimentar con lo que encuentra, y hacer muchas preguntas. Lo único que necesitan hacer los padres es responder a esta curiosidad, proveer al niño oportunidades para experimentar, y tomar en serio sus preguntas. (¡Estamos otra vez hablando del asunto de la comunicación!)
(La obra de los Moore, "Mejor tarde que temprano", contiene muchas sugerencias para actividades que estimulan el aprendizaje y que los padres pueden realizar de manera muy sencilla con sus hijos.)
Todo esto funcionará solamente si hay a la vez un cambio en la actitud de los padres. Los padres tienen que darse cuenta que ellos son los responsables de educar a sus hijos, no solo de delegar la educación a otras personas y después exigir "resultados" de ellos. No es lógico, como padre, exigir de manera posesiva que mis hijos sigan el camino que yo les estoy trazando, y a la vez de manera negligente dejar toda su educación en manos de otras personas.
